Es bien sabido que los petardos y fuegos artificiales son una incomodidad para los animales. No solo para los perros, sino también para gatos y cualquier otro animal que ande cerca. Basta ver cómo las aves vuelan raudamente de acá para allá, tratando de buscar un lugar para estar a salvo cuando se desata un festival de fuegos artificiales. En muchos casos es más que una simple molestia. Algunos investigadores consideran que los perros expuestos al ruido excesivo que suele haber en las fiestas de fin de año pueden sufrir de síndrome de estrés postraumático.
Ahora que vienen Navidad y Año Nuevo, seguramente querrás saber cuánto daño puede provocarles el ruido. ¿Por qué no todas las mascotas se inquietan ante las explosiones? Y, por último, ¿es sólo el ruido lo que les daña? Aquí respondemos todos estos interrogantes.
¿Por qué no a todos los perros les molestan los petardos?
Muchos dueños de mascotas habrán observado que sus perros ni se inmutan ante los petardos. ¿A qué se debe esto? Puede haber muchas razones, desde acostumbramiento al ruido a características propias de la raza. Por otra parte, diversos estudios han encontrado que, estadísticamente, los perros de mayor edad, las hembras y los animales castrados se asustan más con los fuegos artificiales y bombas de estruendo que el resto de los perros. Se cree que hasta la mitad de los perros pueden haber desarrollado esta especie de inmunidad a los fuegos artificiales.
El sensible oído del perro
Además de tener un olfato excelente, los perros tienen también un muy buen oído, mucho mejor que el humano. Por un lado, son capaces de captar frecuencias altas (sonidos muy agudos), inaccesibles para nosotros. De ahí esos silbatos para perros, que emiten sonidos agudos que nosotros no oímos.
En cuanto al volumen, pueden oír sonidos mucho más suaves que los humanos. Mientras que el umbral de sonido es, para nosotros, de 0 decibeles (dB), los perros pueden oír hasta -15 dB, lo que significa que pueden oír sonidos cuatro veces más lejanos que la capacidad de audición humana. El oído de los gatos es incluso mejor que el de los perros, por lo cual también hay que considerarlos en el problema de los ruidos fuertes.
En el ser humano, un sonido de 120 dB causa daño al oído inmediatamente. Se desconoce el umbral auditivo dañino para el perro, aunque se estima que, dada su mayor sensibilidad, podría ser algo menor que para las personas.
Más allá del ruido de los fuegos artificiales
Cuando se protesta contra los festejos navideños por el daño que provocan en las mascotas, se pone todo el énfasis en el ruido. La realidad es que hay muchos otros elementos que colaboran para hacer de esos momentos una verdadera pesadilla para nuestros amigos de cuatro patas.
Lo inesperado del ruido potencia el susto, así como el hecho de que provengan de todas las direcciones. La incapacidad de identificar el origen también genera inquietud y ansiedad.
Si a todo esto se suman las luces y destellos fulgurantes, e incluso el olor a pólvora quemada, tenemos una sobrecarga de los sentidos que se combina para desorientar y generar una sensación de miedo, nerviosismo, inestabilidad y ansiedad en las mascotas.
Un estudio realizado en los Estados Unidos encontró que el período en que más mascotas se pierden es durante las fiestas y, en general, una de cada cinco mascotas que se pierden lo hacen debido al ruido de petardos y fuegos artificiales o de las tormentas.
Otros daños potenciales de los fuegos artificiales incluye a los desechos. Son tóxicos y pueden causar daños si son ingeridos por los animales. Desde inconvenientes gastrointestinales a problemas en la sangre y disfunción muscular y nerviosa. Pero no solo la ingesta es dañina, sino también respirar los desechos, un riesgo al que estamos expuestos también los humanos.
Si querés saber qué hacer para minimizar el sufrimiento de tus mascotas durante los festejos de las fiestas, entonces leé esta nota.
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