El pasado 5 de enero, en vísperas de la fiesta de los Reyes Magos, el Papa Francisco dio la primera audiencia general de 2022. Y se despachó con una frase que generó controversia: “Muchas parejas no tienen hijos […], pero tienen dos perros, dos gatos… Sí, perros y gatos ocupan el lugar de los hijos”.
El Papa consideró que elegir tener mascotas antes que hijos es egoísta.
Claro, los amantes de perros y gatos de todo el mundo se le vinieron encima. Algunos aclararon que muchos no es que eligen, sino que no pueden tener hijos (por dificultades biológicas, económicas, de espacio…) y que, en cambio, una mascota resulta una opción más sencilla de manejar.
Otros prefirieron remarcar que, con 8 mil millones de habitantes, el planeta está peligrosamente superpoblado como para tener más hijos.
Y otros más resaltaron que tener una mascota es lo contrario del egoísmo, ya que expresa una relación de amor y generosidad con otro ser, con el cual se establece una relación enriquecedora. No hay por qué presentar una alternativa frente a otra situación potencial, como sería la de tener hijos.
El Papa Francisco, las mascotas y los hijos
Son objeciones muy atendibles. Pero también hay que tener en cuenta adónde apunta el papa. En Europa la tasa de crecimiento de la población es negativa, si se toman en cuenta los nacimientos y decesos. La población aumenta fundamentalmente gracias a la inmigración.
Más allá de que la generalización del papa puede ser algo simplista y exagerada, se trata de una observación: muchas parejas jóvenes prefieren tener una mascota antes que un hijo porque les entorpece menos sus planes de carrera, trabajo, pareja…
Hay que tener en cuenta que Francisco no solo hablaba de tener más hijos, sino también de la adopción: la UNICEF calcula que hay más de 150 millones de huérfanos en el mundo, de los cuales más de 20 millones esperan ser adoptados.
Por otro lado, si miramos a la población de mascotas, el número de perros callejeros en el mundo suma 300 millones, así que la situación no es fácil en ninguno de los dos casos.
La cuestión no es tan sencilla, y el papa Francisco se atrevió con afirmaciones fuertes, sabiendo que traerían polémica, tal vez con la intención de instalar el tema en la opinión pública.
Así que ahora trasladamos la controversia a nuestros lectores. ¿Ustedes qué opinan? ¿Hay algo de razón en lo que dice el papa Francisco, o esta vez “metió la pata”?